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domingo, 23 de febrero de 2014

Reseña de "En el piso 19: Buscando al unicornio de Arnold Laine", de Místicos de Cafetería

Hace tiempo que tengo este disco deseando ser escuchado, llamándome desde la estantería, algo separado del resto de discos, solitario, esperándome. No sé por qué no me he decidido a analizarlo hasta ahora. Quizá los discos necesitan su momento. Éste era el momento perfecto para En el piso 19: Buscando al unicornio de Arnold Laine. Es sábado por la tarde y no tengo preocupaciones. Vamos allá.

El disco empieza como con la banda sonora de una película de David Lynch. Así es The White Zombies. Unos segundos de psicodelia pura.

Dime quien soy es ciencia ficción llevada al extremo en formato canción. Un tema de preguntas existenciales con sonidos espectaculares y un bajo brutal. Hay una impresionante cantidad de sonidos: cuerdas, sintetizadores, electrónica, sonidos asiáticos... Una mezcla muy chula y cuidada con un resultado brillante. Haz clic aquí para ver el videoclip.

Empieza Barbara Allen y nos transporta a un universo diferente, fantástico, un universo en el que vive Barbara Allen, una chica maravillosa. La canción combina sonidos electrónicos, guitarras, teclados, una potentísima batería y una voz en stereo formando un resultado de lo más mágico.

En el piso 19 es la canción de moda del siglo que viene. Canción de queja, de futuro y de la más triste actualidad. Es una fotografía social de lo que estamos viviendo, con sonidos que parecen sacados de la peli más futurística. Esto es lo que se escuchará en las discotecas del 2134 en algún escondrijo del universo. Y ahí estará DJ Bollywood, protagonista del anterior disco de Místicos de Cafetería, Sólo somos los payasos, que puedes escuchar aquí.

Desenfocado mola. Es un tema de borrachera o colocón, un tema de volar, de confusión, alucinógeno. Es impresionante cómo consiguen llevar al mundo de la música esas sensaciones que tan difíciles son de explicar. Me encanta. Mágico. Tiene videoclip, y puede verlo haciendo clic aquí.

Empieza ahora una mágica y tranquila melodía que tan rápido como viene, se va. Es En el desierto, y deja con ganas de más. Y confunde. Lo consigue, te deja solo.

Un caballo sin nombre es una canción que arrasa por su sencillez. Ya os conté que Místicos de Cafetería me recuerda a un grupo zaragozano que dejó de existir hace unos años y que se llamaba Muy Poca Gente. Con esta canción vuelve a hacerlo. Me encanta. Y esconde mucho más de lo que aparenta. Es una versión genial y muy personal de A Horse With No Name, de los America.

Empieza muy marchosa y con unas guitarras a tope Buscando al unicornio de Arnold Laine. Psicodelia y una habilidad magnífica con la música electrónica. Por algo da nombre al disco junto a En el piso 19. Es, de todas formas, un tema más pop. Geniales las guitarras.

Solo porque lo sientes suena funky, a dos voces y muy bailable. Una canción con muchas guitarras, mucha programación, sintetizadores... una mezcla perfecta.

Y llega ya Mantis religiosa, el último tema del disco. Una canción de coros llena de romanticismo donde se entrelazan a la perfección las guitarras y los sintetizadores para conseguir un final de disco arrollador. El amor también cabe en el universo de Místicos de Cafetería, aunque puede que sea diferente a cómo lo puedas imaginar. Lo que te aseguro es que viene cargado de música y ritmo.

Y así acaba este discazo que me ha enamorado en lo musical, un desarrollo genial desde Solo somos los payasos y un resultado espectacular. Si te gusta la psicodelia y darle rienda suelta a la mente, éste es el disco que estabas esperando.
Quike D-B

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