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domingo, 10 de febrero de 2013

Reseña de "La otra mitad", de El Hombre Rana

El Hombre Rana presentarán en directo su segundo disco, La otra mitad, el 23 de febrero en Madrid. Hacía tiempo que quería reseñároslo, así que me dispongo a analizarlo.

Final de los tiempos abre el disco de forma espectacular. Los sintetizadores dan vida a esta canción, unos arpegios de guitarra terminan el nacimiento y empieza la estrofa, lenta, como el crecimiento de un niño. Aparece el bajo, la batería suena cada vez más alta y llegamos a la adolescencia con un puente que precede al estribillo. Un estribillo lleno una de vitalidad musical que contrasta con ese "todo tiende a continuar hasta que se acaba, hasta que se acaba". El proceso se repite en una canción llena de armonía.

El segundo tema, Vas a brillar, comienza con mucha energía. Esta canción te anima en cualquier situación, hablándote de un cambio personal que te va a hacer destacar entre la gente. Un estribillo maravilloso, donde la voz va acompañada de coros. Las guitarras cobran protagonismo, así como los sintes, que tienen mucha importancia en todo el disco. Este tema tiene se ha ganado ser el single del disco.

Estar fuera es una canción diferente, con un teclado muy característico y una letra que habla sobre ser distinto a los demás, pero sin querer ser como ellos. La canción toma un giro de locura tras un par de estribillos en un final apoteósico. Brillante.

El siguiente tema, ¿Qué nos quedará? es uno de los más pegadizos del disco. Un estribillo genial con una sola frase, pues no se necesita más para hacer estribillos geniales. Los sintetizadores vuelven a hacer una melodía que cobra protagonismo y, como digo, hace la canción muy pegadiza. Las guitarras y la batería dan mucha consistencia al estribillo.

¿Hacia dónde vamos? es otra de las dudas existenciales que nos plantea este disco. Es una de las canciones más oscuras del disco, tanto en la letra como en la música. La canción tiene un puente instrumental que es una auténtica genialidad. Temazo.

Diciembre es una canción lenta, de ruptura sentimental y frío. Mola porque tiene gancho, un estribillo movido y violines que la hacen molona.

Escuchamos el bajo al comienzo de Simulacros y de pronto nos encontramos ante otra canción de agudas guitarras. Esta es la canción parapapapa que todo disco tiene, con unas estrofas psicológicas y un estribillo de carpe diem.

Hablando por hablar vuelve a sorprender con unos fraseos musicales geniales. Con una letra que nos saca una sonrisa disfrutamos de esta canción de brillantes guitarras, bajos potentes, baterías plenas de platillos y sintetizadores protagonistas. Merecen mención especial el solo de guitarra y el épico final de la canción.

Nos encontramos ante un tema muy rockero en No puedo. En él encontramos guitarras al más puro estilo rock y un estribillo muy del estilo de El Hombre Rana, tan bueno como los del resto del disco, que casi me ha hecho ponerme a bailar.

Y ya llegamos al final del disco, tan rápido que no me lo explico, con un tema que empieza con un lento teclado. Esto es lo que debería estar haciendo cuestiona otra duda existencial: ¿es esto lo que debería hacer? En su caso, parece que habla de la música, una música que cobra mucha vitalidad en esta canción; especial mención merece un solo de guitarra. Es una canción muy bien elegida para terminar el disco, con sus partes lentas y sus partes de máximo esplendor musical.

Y termina el disco y me quedo satisfecho, porque es un disco muy bueno que merece que le deis mínimo dos escuchas. ¿Y por qué dos? Porque con una sola escucha por canción te quedas corto. Son canciones muy trabajadas y que tienen mucho por detrás, tanto que con una sola escucha te pierdes mucho. Finalizo diciendo que es un discazo. Lo es, de veras.

¡Un saludo, indielocos!
Quike D-B

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